Sinopsis:
En Comienza siempre de nuevo, Jorge Bucay reúne textos sobre la importancia de replantearse la propia vida a partir de un autoconocimiento más profundo. Agrupados en cuatro capítulos temáticos: Armonía, Crecimiento, Emoción y Consciencia, los artículos del autor abundan en temas fundamentales, que tienen que ver con la aceptación de nosotros mismos, la valoración de nuestras potencialidades, el reconocimiento de los sentimientos más profundos y la comprensión de que las riendas de nuestra vida nos pertenecen a nosotros solamente. Con el estilo cálido que lo caracteriza, Jorge Bucay entrega en este ejemplar anécdotas, historias y poemas, para transmitir al lector que cuando las cosas no van bien, siempre es posible detenerse y comenzar de nuevo.
De aquí para adelante habrá que estar atento, no perder ni un momento, ni un día, ni un instante. Lo de ayer no es bastante, ha sido un buen intento. La historia repetida construye lo terrible, es un cerco temible de angustia compartida. Siempre ha sido la vida un acto irrepetible. Y si la vida pasa con repetir los días, cambiar las melodías, los cantos, la argamasa para una nueva casa con su milagrería.
El prólogo de mi libro Rumbo a una vida mejor comenzaba con un poema maravilloso de la gran escritora Eladia Blázquez: “Honrar la vida”. Hoy quiero iniciar esta obra también con un poema, un texto de otro de los grandes escritores contemporáneos de Argentina: don Hamlet Lima Quintana. El extracto pertenece a “La vida irrepetible”, cuyo texto original puede encontrarse en su libro Antología poética, que recomiendo leer y disfrutar, verso a verso.
Lo elegí recordando algunas certezas descubiertas en mi propio camino; ideas constructivas que pudieran ser expuestas de modo que se volvieran un mapa para aquellos que transitan su propia búsqueda. En estos años, muchas veces, el interés y la pasión por algún tema especial, de mi realidad interna o del mundo que me rodea, pretendieron alejarme de esa donadora intención, a la hora de escribir. Hoy, sin embargo, descubro con alivio que, en realidad, nunca me alejé demasiado de mi propósito, ya que hablando de mí y de mis cosas, con el corazón abierto, hablaba de todos aquellos a los que les pasaba lo mismo; es decir, hablaba de cada uno de nosotros.